

Parque del renacuajo (Metamorfosis)
Se trata de una actuación a realizar sobre un terreno público aledaño al Colegio Verdemar, en San Román. En estos momentos no tiene ningún uso concreto, y están proliferando especies invasoras, con la misma rapidez que se multiplican las zarzas. La idea surge de observar diariamente como este espacio infrautilizado se degrada y degrada el entorno en el que se encuentra, visitado diariamente por más de 1000 personas pertenecientes a la comunidad educativa de este colegio. En el plano, se puede observarlos elementos naturales que pueden evocar la infancia de la que muchos disfrutamos y que hoy anhelamos para nuestros niños y niñas. Por eso pedimos vuestro apoyo a este proyecto.
Eran aquellos veranos eternos, de mucho abuelo, de mucho amigo y de mucha familia, pero también de mucha libertad, aquí, en el pueblo, en el barrio entonces, ahora ya ciudad, éramos libres, teníamos la bici y no necesitábamos más. Estábamos todo el día con ella, fichábamos para comer y para cenar y desaparecíamos, pasábamos el resto del tiempo en la calle, aquellas horas de juegos con los amigos, la pandilla, al abrigo de los vecinos a la vez que asumíamos la responsabilidad que nuestra autonomía, nos ofrecía.
Otros ‘recuerdos’ en forma de cicatrices, las rodillas las llevábamos llenas de marcas, de moratones inverosímiles, unos, encima de otros.
La unión con los elementos era total, la riqueza que nos ofrecía el entorno: atravesar un prao de hierba alta, en fila india, uno abría el camino los demás, pisando en la huella del anterior, para que no se estropease el pasto, los periplos por las copas de las higueras, el placer de perderte en un panojal, la caseta en el árbol y las tardes cogiendo Renacuajos, para llevar al día siguiente al colegio.
Eran aquellos veranos eternos, de mucho abuelo, de mucho amigo y de mucha familia, pero también de mucha libertad, aquí, en el pueblo, en el barrio entonces, ahora ya ciudad, éramos libres, teníamos la bici y no necesitábamos más. Estábamos todo el día con ella, fichábamos para comer y para cenar y desaparecíamos, pasábamos el resto del tiempo en la calle, aquellas horas de juegos con los amigos, la pandilla, al abrigo de los vecinos a la vez que asumíamos la responsabilidad que nuestra autonomía, nos ofrecía.
Otros ‘recuerdos’ en forma de cicatrices, las rodillas las llevábamos llenas de marcas, de moratones inverosímiles, unos, encima de otros.
La unión con los elementos era total, la riqueza que nos ofrecía el entorno: atravesar un prao de hierba alta, en fila india, uno abría el camino los demás, pisando en la huella del anterior, para que no se estropease el pasto, los periplos por las copas de las higueras, el placer de perderte en un panojal, la caseta en el árbol y las tardes cogiendo Renacuajos, para llevar al día siguiente al colegio.
Ahora, intento revivir las tradiciones, ir con mis hijos a los mismos sitios que iba con mis padres y con mis abuelos y me encanta que a mis hijos, les gusten también.
Curiosamente, este proyecto, pretende acercar la charca al colegio, a cientos de niños y niñas, que, ilusionados, descubrirán, con el mismo asombro que entonces, donde se esconden los tritones y como les salen las patas y se les cae la cola a los Renacuajos.
Con este nombre, “Metamorfosis”, es precisamente, lo que se conseguirá en este espacio de todos, y actualmente, para nadie, en el que proliferan especies invasoras, un lugar con una energía tan especial, se convierta, para muchos padres, en un regreso al futuro, ahora en familia, en el barrio, en un espacio para la educación natural y en la naturaleza.
Muchas gracias